Resplandecientes girasoles
exaltan las praderas oceánicas
de mi lengua…
Giro en el faro que luce
el estandarte aguerrido de mi esencia…
Guío el horizonte apagado
y relamo el silencio del olvido,
mientras tus manos avasallantes
recogen el fruto del trance íntimo…
Ante las horas que adormecen,
el nororiente despeina tu sonrisa
y voy detrás de tus ojos
fraguando el instante que les requisa…
Se vuelcan tus labios
en las líquidas páginas del suspiro…
Tesoro idílico de mis aguas
que brilla incesante,
revolcándose en tu piel de indomable corsario…
Soy consciente
de ser elixir de diamantes
en tu místico atraco…