Nunca te olvidaré: tanto fuiste en mi vida,
Esa pasión sentida, el calor de tu piel;
Esa dulce ternura, ese dulce sabor,
Fuiste en mí lo mejor, una letal locura;
Una lenta agonía, lo que nunca pasó,
Herida que dejó llanto y melancolía;
¿Cómo te arrancaré si todo eres en mí?
¿Por qué tanto me di a quien sin más se fue?
Pero hoy aprenderé a darme con medida,
A buscar la salida mucho antes de perder;
Gracias, bella ilusión, por aquellos momentos:
Hoy ya vueltos lamentos en mi oscura prisión;
Mucha es ya tu experiencia, mucho el camino andado,
¿A cuán has engañado con tu gran elocuencia?
¿A cuán has prometido, cuán prometiste a mí?
Yo jamás te creí un ser tan fementido;
Muy difícil será el poder resistir;
Sé que podré seguir y te podré olvidar,
Y nunca habrá rencor y nunca habrá venganza,
Es mucha la confianza que le tengo al amor
Adiós bella mujer, el engaño perfecto,
He caído, lo acepto, en trampas de placer;
Mucho valió la pena haberte conocido,
Aunque haberte perdido fue muy grave condena;
Y a pesar de ser ruda, la tengo merecida,
Por darte tal cabida a tan grande hermosura.
Es justa redención no poder olvidarte:
El pago por amarte y darte el corazón…