Acepto la reverencia de los techos
el golpe de los poemas que limpia la memoria
Reconozco la ausencia de tus huellas
el silencio inocente de otros jóvenes
que acechan la pelota entre las aguas
Estoy perdido en la medianoche
mientras mis manos deshacen pesadillas
y el reloj anuncia la penitencia de las horas
Vuelvo a los sitios que preguntan por mí
a la calle donde aún vuelan los fantasmas del sueño
No puedo detenerme a contemplar
los recuerdos que pasan
Allá lejos cantan los ausentes
he avistado el fulgor de sus fiestas
pero no bastan la palabra el olvido
la acera donde riñen la alborada y la noche
Es imposible atrapar este soplo de vida
esta oculta sacudida del cuerpo
Torpemente reconozco que llueve en los amaneceres
y en cada pecho duerme la infancia agazapada.