Juan Senda

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 SALVAJES PRIMITIVOS


Alborada mía la de mis ojos y del sentir que ahora vivo


mi luz eterna mi diosa del aire oh, pajarillo mío,


cuanto te amo y sobre mi pecho yo te deliro


como una reina misteriosa y sirenita y  airecillo,


la antorcha blanca la de mi alma susurro mio,

 

eres mi alondra de mis cantares, conciertos mios.

 

 

Ven diosa mía, mariposa linda a mi paraíso,


a ver los misterios que nunca se han visto,


ni se han contado ni se han escrito


 solo en tus venas y en mi espíritu.

 

 

Amor de mis lunas maná celestial mi dulce rocío,


abrázame el alma y los trinquetes  de mis navios,


por amarte tanto hechizo de luna playa de mis ausilios,


calandria del cielo en ti resucito


mitigas mi penas y me das lo que pido,


ese beso prolongado que causa tanto delirio.

 


Ay, Dios de mi alma pura lamento mío,


qué llanto de amor yo tengo


y en mi corazón recibo,


por los rayos de tus ojos


que a los míos se han prendido


para la muerte amorosa


más allá de lo infinito.

 

 

Ay, Dios de mis altos cielos


ay, mi dulce pajarillo,


yo quiero verte en la gloria


con tus besos sibilinos,


en los lagos de mi boca


y en tus blandos y mansos ríos.

 


Y en las alfombras del viento


y en tus labios sensitivos,


que tiembla el mundo al besarme


y se detiene el abismo,


por el beso tan profundo


con tu labios y los míos.

 

 

Que gozo tan grande tengo


por haberte conocido


pues ya moras en mi alma


y de todas mis entrañas


y en la expansión de mi espíritu,


con el caballo del tiempo


en la cabaña de sombra con tus besos exquisitos


tendidos en la yerba seca  cual salvajes primitivos,


mientras la luna celosa que desde  lo lejos nos mira


y la silenciosa mirada  de las aguas del manso río;


ya despiertan los salvajes  de la batalla que ellos han elegido.