Entre veredas de obscuridad, caminaba
Tenía una historia casi por terminar
No tenía esperanza, ni nadie en quien confiar
Mis bolsillos estaban rotos, incesantes llantos se oían
El aire era seco y parecía desertico
Quería encontrar la puerta trasera y huir
El sol del mediodía era un juez intrinseco
Nadie con mis heridas podría sobrevivir
El agua que bebía no calmaba mi sed
Rencor se acumulaba en rios de desesperación
Mi saliva era polvo emanando de mi cuerpo
No sé cuando voy a desaparecer
La sombra de los arboles es la entrada
A un mundo sin luz, sin nada
Sólo una persona, la muerte aguarda
Esperando con los brazos abiertos
A que terminara mi agonia terminal
Y cuando no podía ser peor
Comenzó a llover lágrimas de fuego
Que provenían del mismisimo cielo
Clamando mis ojos, quedé ciego
No supe más de mí, nunca más