Era una tarde gris, tan gris que te desesperaba
el pueblo entero veía, la lluvia que lo bañaba
los niños se amontonaban, a jugar con alegría
sin saber lo que pasaba, sin saber lo que vendría...
Los perros inquietos, con desesperación aullaban
las madres en sus cunas, a sus criaturas calmaban
de lejos se escuchaban, los gritos de la tormenta
que azotaba la comarca, con una furia cruenta...
En veinte años, no ha habido, una tempestad así
decía un ancianito, que vivía por aquí
mientras otro repetía, sepan todos la verdad
esto es cosa del demonio, a causa de la maldad...
Entonces con un gran estruendo, la tierra tembló
los árboles se cayeron, y el río se desbordó
la gente gritaba al cielo, clamando con pavor
no nos quites de tu presencia, ten piedad Señor...
Ahí mismo, sudoroso y temblando, desperté
de esa terrible pesadilla, si eso es lo que fue
porque en el Apocalipsis, ya eso un día lo leí
esas cosas tan siniestras, no las quiero para mí...
CAZA
08/08/2014