Caigo en la abstracción de tu silencio imposible
y extensible se vuelve el acierto de mi carne,
paseándose por los pliegues cristalinos de tu Noche…
Libero el campo de atracción de mi lengua
en el temblor infalible
de saberme parte de tu existencia…
Esa comunión noctámbula
amparada en el glosario de mi Luna
que te reconoce raíz de mi Voz,
azul y misteriosa…
Dátil del silencio
que saborea el fulgor de mi saliva
y crece en mi sombra confinada…
Me oye el secreto del tiempo
en mi frente dibujado,
cada vez y siempre
en la inmanente inmediatez de tus labios…