Quiero silenciar el silencio
que me aparca en las galerías lejanas
Apuñalar la cremallera labial,
frontera tenebrosa a mis deseos.
Arremeter contra la fusta que me calla
que me encalla en aislamiento involuntario
Quiero dejar de callar
y echarle vaina a la mudez
despilfarrar la afonía
y desterrar el azote
de cargarte en un verbo sin palabra
Ya basta, mujer
Permíteme decir tu nombre en la tribuna
y cometer la bendita ridiculez
de escribirlo junto al tuyo y con carbón
en la vieja pared del barrio
Es que deseo llevar el silencio
a ese paredón nocturno y loco
y matarlo a fuego lento, con cada versillo lindo
con cada canto a tu nombre.
Lo único que pido es poder romper las nieblas
con una carcajada ronca
luego de tu nombre, una pausa y una bulla
cuando suba al atril solemne
en que los muchachos hablan de amores
en las noches de silencio muerto.