Plumas y escamas tapizan
una escalinata escarlata de
sombras milenarias borrosas.
Guadaña afilada de palabras
toxicas que languidecen el fuego
ocular de jaguares sin garras
y colmillos.
Reptil espurio que se ufana
de sus fauces sobre una pila abismal
de ceniza y tinta quemada.
Lágrimas maternas, miedo,
y ojos como saeta en el suelo
mientras se atrapa una bocanada
de aire roto.
Titiretero trás titiretero, cortinas
sinuosas.
Carcajadas escatologicas
se mofan frente lápidas de héroes y
libertadores.
Guerreros encerrados que
rompen cadenas con estocadas
raudas de fuego.
Apuñalan el horror de los árboles
decorados con maticez de tinta venosa.
Vendaval de balas contra
palabras...
Octavio Aldebarán Márquez.