rodulfogonzalez

ENCALLADO

 

Sin ninguna experticia marinera, amada, sin conocer la jerga de los marineros, guiando cada legua ganada al mar con la tenue luz de una estrella que a veces era arropada por la sombra caprichosa de las nubes, mi destartalada barcaza perdió el rumbo en el océano de mis sueños y encalló en una playa desconocida, luego que las olas que la  besaban se alejaron de ella y donde antes había agua salada,  por efectos de la traviesa marea, sólo quedó una superficie de arena en la cual quedó inmóvil la nave que me llevaría hasta tu suave regazo para disfrutar, cual si fuera un niño, de tus caricias únicas.

¿Cuánto tiempo tardó la marea en regresar a la orilla que había abandonado para que mi barcaza continuara su incierto rumbo, a flote ya con el agua huidiza?

¿Encontraré la ruta exacta que me lleve sobre la superficie marina y la energía eólica hasta tus brazos, deseosos de sentirme entre ellos?

¿Tendrás, amada, la suficiente paciencia para esperarme sin medida del tiempo y de mi torpeza en las artes marinas?