Juan Senda

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 LA ISLA DE TUS BESOS


Madreselva dorada, pequeña mía.

 Vos sois como el oxígeno que todo lo ocupa,

cual perfume que se filtra en el aire,

lo mismo que el devorador embrujo

que vive en los bosques y en los mares.

 

Eres la romántica musa que se mece entre juncos,

entre arbustos y arenales y playas de tus magnolias.

Cuánto ansío jugar con tus ondulados cabellos

y con la yema de mis dedos besar tus pupilas,

embelesarme en la orilla de tus selvas

y morir contigo a solas en el silencio amada mia.

 

¡Cómo padezco yo que muero a cada instante;

qué cosa más terrible amarte sin verte oh, góndola mía

y sin tocarte, sin tenerte, sin besar tus labios y enternecerte!

 

¡Qué invasión de ángeles viven en mí permanentemente

y de qué manera tan dulce me dicen que te quiera y te ame!

 

¡Oh, candor de mis tormentos!,

el amor que yo padezco por la ilusión de quererte tanto

tiene más peso que el mar y que todos sus elementos.

 

Tú eres mi divino amor y bajo este invisible duelo,

mil veces muero en mi dolor oh, diosa y escapulario mío.

 

Te ansío tanto en mi locura y cuando te pienso te llamo

cerrando mis ojos sin abrir mi boca y te respiro por todos

 los caminos y de esta manera, sin vivir, oh cielo mío, fenezco.

 

Mi boca te unge cual ángel del cielo,mi alma te adora desde mis

entrañas y mi espíritu tiene una isla de besos para dártelos

en un lugar sagrado donde se mueren y resucitan los grandes

                       amores secretos.


                       

Aquí moriré contigo encima de las arenas,al lado de una peña

o de un árbol seco,envueltos en la brisamarina,musa mia del aire,

y bogando en una barca de sueños, aquí moriremos juntos,

mirándonos en ese bajel dorado y vernos en el crepúsculo lejano.

 

 

Cielito mío de mis andares,sirena nocturna y plácido amor de mis

ángelus. Así feneceremos en un profundo beso,asidos a nuestro

amor sibelino,unidos a un solo cuerpo,quedando los dos en el

tiempo para pasar a un árido olvido, y a al místico y divino silencio.