Yo conozco la voz de los árboles Cada susurro de brisa en sus hojas Presiento el color de las flores Antes del alba dormida Cada piedra y su camino Cada nido nuevo De mi arquitectura labriega .
Yo acaricio la tierra Con el dolor de mis manos La preño sin prisas Sin sombras .
Doy de beber al sediento , para luego Ahogarme en mi propia sed Porque a cambio, mi cuerpo, Es un laberinto de acequias Carcomidas por los estíos secos y el raso descanso , de mi propia libertad esclava. Sin más libro Que el sudor del hambre En los tiempos más difíciles .
Yo conozco la voz de mi pueblo Las campanas de su viento La vereda más corta El pájaro más hermoso El que más cielo ha conocido.