El mayor deseo en mi vida fue pretender, ser amado sin límites, pero fui concebido en una noche sin luna, ausenté de amor. Creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que soy el producto de mil casualidades, sin embargo aun estoy vivo, que decir, de los padecimientos, mentiras, verdades, traiciones, perdones, rosas y espinas.
Viaje por mil mares de ingenuidad, con una torpeza increíble, a pesar de tantos años de náufrago, nunca he podido enfrentar con gracia, a las olas de la fortuna, siempre el esquife cruzado, agua...Agua…agua.
Lo único de bueno que hice, fue sostener con fuerza el timón, ¿Pero para que, si arranqué con la brújula rota.
Toda playa de buenos ideales, siempre me pareció lejana, y la única luz que he visto, fue la de algunos faros avisando de los peligros, de los afilados y traicioneros arrecifes de la mala vida.
Y a pesar de que remé con fuerzas, las mareas fueron más poderosas y me alejaron de toda posibilidad, de amarrar en una suave dorada y tranquila bahía de dulces nereidas.
Es el mar una expresión real, de lo inmenso que es ser, un gran espejo roto, que refleja en mil pedazos, las miserias de los hombres. Y yo soy un hombre parido en el mar de los fracasos.
¡Perdón se aproxima un barco!, hay alguien en cubierta, parece ser, una mujer de larga y blonda cabellera, me hace señas, ¿Quién. Será?...Chau los dejo, después les cuento.
L.M