Aún no hemos inaugurado la noche
contándole a la luna nuestra deseos.
Aún no hemos empezado a contar las estrellas
ni desgranado los anhelos.
Aún no he visto el brillo de tus ojos entre las sombras
ni dibujado tu cuerpo en mis deseos.
No te vayas entonces,
quédate tejiendo en mi cuerpo
nuevas y apasionadas sensaciones;
atrapando las mariposas de mi vientre
con tus manos de fuego;
rebosando el cántaro de mis pasiones;
embriagándome con el dulce licor de tu boca
y que tus besos sacien la sed de amor que tengo.
No te vayas entonces,
no deshojes margaritas al azar,
deshoja sobre mi cuerpo la rosa encendida
de tu pasión.
No llames al invierno que aún es primavera
y que el frío congele mi mirada y mis lágrimas
y que mis labios mudos y yertos solo expresen silencios.
No te vayas entonces, quédate y contemplemos
como amanece y nacen flores nuevas
en la tierra sagrada del amor.