No preciso la hora en que pueda verte venir, mis nervios son feroces animales que me comen el alma por la impaciencia que siento por ver tu rostro iluminado, tu bella figura, que se balancea por aquel parque donde todos los días te espero con el corazón en la mano, para dártelo de regalo, como muestra del amor que tengo por tus ojos que me hipnotizan con solo cruzar tu mirada con la mía.
Por fin vienes, como todos los días, con ese vestido ceñido a tu cuerpo, que muestra tu esbelta figura, que me excita, pienso con morbo las noches húmedas que pudiera pasar contigo. Ya estas frente a mi –pienso y me pregunto- ¿que debo decirte? ¿cómo te saludo?, mi mente se vuelve loca, te sientas frente a mi, cruzas tu pierna y me dejas ver solo lo que tu quieres, miro tu escote y pasa lo mismo, eres tan correcta, que solo dejas a mi imaginación y lo que pueden ver mis ojos, soñar con lo que veo.
En verdad, que bella eres, miro tu cabello como lo retiras de tu rostro con tu mano, después de unos minutos abres ese libro de poemas que lees todos lo días, imagino que alguno de esos, me lo quieres dedicar, -pienso- ¿cual será?, ¿ese?, no!!! Ese no!!! Bueno, tu escoge el que quiera, tendrá el mismo significado para mi, léemelo varias veces. Veo como tus ojos verdes pasan por cada línea de eres libro, y veo queme miras de reojo, se que no te animas a decirme algo, yo estoy enfrente, talvez te incomodo porque no dejo de mirarte, bajas tu pierna que tenías cruzada, vuelves a verme, yo nerviosos bajo la mirada, levanto la cabeza, y escucho mi nombre, oh!!! no!!! Es mi madre que viene por mi, ya son las cuatro y tengo que hacer la tarea, y bañarme. Pero eso no impide que te siga mirando, se acerca mi madre, y voltea y te mira, ups!!! Creo que me ha descubierto, pero mi sorpresa fue que te la saluda, yo detrás de ella, escucho tu voz – es encantadora- mi madre pregunta por tu madre, no se que le dices pero, cuando preguntas por mi, mi madre me presenta , soy su hijo el mas pequeño, -¿cual pequeño? Tengo 12 años ya casi soy un hombre- ella tiene 23, no importa pronto la alcanzare-, me saludas, toco tu mano, es tan suave, tan delicada, que no dejo de tomarla, no me doy cuenta que ya pasaron unos segundo y todavía tengo tu mano, mi madre me pide que te suelte, yo no quiero, tu sonríes, que hermosa sonrisa tienes, entonces te suelto, no dejo de mirarte, ahora estas mas cerca, ya se tu nombre, Lucia, después de unos minutos, nos encuentra un muchacho, pero que hace, te besa, besa a mi chica, “oyes ella es mi novia” –lo miro con ojos de asesino- el me agita el cabello –pues no soy una mascota pienso- bueno, después de todo este momento de dolor se despiden, ella le toma la mano, y mi Mamá toma la mía, y tomamos rumbos contrarios, no dejo de mirar como se va, -me encantan sus caderas- pero recuerdo que ya no es mi chica, no importa, solo llevo unos meses mirándola desde lejos, después de unos segundos ya no la veo, -bueno- con un respiro profundo me resigno, pero al levantar mis ojos, ¡que ven mi ojos! Unos ojos azules, pelo negro, su piel es blanca, no es como la mujer de la banca del parque, pero creo que es de mi edad, esta vez estoy seguro, que la podré conquistar –pienso dentro de mi- porque me sonríe
J. Echeguren
En mi cumpleaños...
05 de Febrero de 2010
© Todos los derechos reservados Jorge Echeguren Escobar