Vomitó la luna estiércol,
el cielo en púrpura sangre se cubrió;
agónica selva enmudeció
y menstruo volcán larvas zombie.
Rugió la noche despavorida;
lloró el desierto plagas pirañas,
vestidas en manto negro
su egolatría en jaurías de bestias.
¡Se momificó el viento!
Baló el sol al mar muerto.
Abismos de estrellas en cenizas,
danzan en el màrfil de la galaxia.
Parió la tierra monstruos sin cabeza,
asesino la rosa a la espina maldita
y voló la serpiente entre los lirios.
Cubrió el martirio los arrecifes de la tortura, danzó la barca en el risco de la soledad; ¡murió el sepulcro!
y en cirios de estiércol los buitres
destazan la medusa pervertida.
Parió la piedra, murió la letra, vacilo el sabio y se urgió el orgullo apenado
entre las mazorcas enterradas en la hambruna de las ninfas.
¿Quién se aterra? ¿Quién se goza?
La bestia maldita que se carcajea de las almas timoratas e impúdicas criaturas, que entre estiércol se alimentan sus lujuria.