lumino

Los manriquez

Cómo podía yo imaginar que aquel día de buena mañana

en el que salí ufano a trabajar por ser entre semana

regresaría a casa, once horas después, de oro y grana,

sin recordar como atravesé con mi bicicleta las vías urbanas.

Todo empezó cuando visité a un cliente al ejercer mi profesión.

En un local de esos que ahora llaman de restauración

me requerían para, como perito, desempeñar mi misión

y una vez acabados los trabajos, firmar su conclusión.

Como en mi tierra ya viene siendo tradición sana,

al terminar una obra y antes de abrir al público la persiana,

el dueño invita a un ágape tirando la casa por la ventana.

A una cerveza siguieron otras, porque es costumbre muy hispana

Después, de vino y tapas me puse hasta llegar al nirvana;

luego, de Wisquis, morao como cardenales de la curia vaticana

Total, que entre una cosas y otras cogí una borrachera soberana

No sé como pude pedalear, pues no estaba para filigranas,

pero al llegar a casa me encuentro a mi mujer en plan germana

sí, de esas de la “Gestapo” o las “SS” que parecen otomanas

¡Qué interrogatorio!Yo, gacelilla y ella leona de la sabana

¿Dnde has estado?¿Con quién? ¿No te habrás ido de fulanas?

Fen lof Magrifquez, eg lon mangrinez; nada, no daba en la diana

Mientras, ella, con un flexo me alumbraba y me atizaba lana

como pude le dije- cariño apiádate de mí y tráeme una palangana

que no vengo de fulanas, ni menganas, ni zutanas, ni marranas

sólo te quiero a tí, porque eres mi sultana, carita de porcelana

Se ve que con estas palabras, que se me antojaron bequerianas,

se ablandó, se compadeció de mí y me hizo una tisana

Después cariñosa me acunó suave y me cantó una nana

No vuelvo a beber hasta que se me olvide, prefiero una almorrana´.