Cuando no estás, no queda más que extrañarte
Impenetrable es el tiempo cuando no estás.
Se desperdician mis manos en caricias tiradas al viento,
Los besos se gastan en copas de vino añejo.
Y es que cuando me hace falta tu cuerpo
Mis dedos inquietos hurgan bajo mi ropa
Y dibujan tu nombre desde la piel hasta el esqueleto.
Me pongo a pensar en esas noches cuando si estas
Y me recuesto en el lecho donde soñamos juntos
Donde como en un circo hacemos magia y trucos
Y donde del día nos quitamos el veneno.
Mi alma arde con el abrasador recuerdo
De la pasión delirante de nuestros felices encuentros.
Vuelves a mí como una estela en mis manos,
Con las que señalo las huellas de tus besos
Uno a uno, cada punto se vuelve intenso
Como si estuvieses aquí bebiendo de mi aliento.
En soledad atraigo cada uno de tus meneos
Simulándolos con caricias de mis dedos
Tu nombre murmullo, ameniza el momento
Mientras cada esquina de tu piel evoco
Con esta método que muchos dicen que es de un loco,
Acabo no sintiéndome feliz pero si saciado
De mis caricias que en tu nombre he empleado.
No pretendo reemplazarte con mi s manos
Ni deseo acostumbrarme a esta práctica yerta
Pero es que la libido del hombre es intensa
Y a veces la presencia de la dama es incierta.
Así en vez del engaño con las mozas de la esquina
Con tu recuerdo y mi destreza, prefiero autocomplacencia