Cuando la noche prolonga
su espiral en mi alcoba
tus ausencias me cercan como jauría.
Por mis ojos se filtra tu rostro
y flotan palabras en jadeantes alientos.
Nadie escucha el canto de las oscuras arboledas
que dibujan tus versos
en el fuego de mis nostalgias...
Inesperadamente mi pecho se abre
y una paloma de luz triza la noche
colgando tu verso en los suspiros de mi cuerpo:
\"Te he extrañado tanto
que me duele el pensamiento
y me pesa la distancia\"...
Y la noche se hizo blanca,
la ausencia se quedó sin rostro
y mi piel se volvió tu poema.