Mis ojos se pierden en tu mirada desesperadamente.
Mis manos te acarician tierna y apasionadamente.
Y mi boca te desea y se deleita con el sabor de tus labios.
Pero al despertar descubro que solo has estado vagando perdidamente entre mis sueños.
Que tus miradas, caricias y besos son disfrutados por otra
y que solo yo tendré que conformarme con desearte y amarte desde la distancia.
Cuan afortunada es ella por el gozo de tenerte entre sus brazos.
Y que desdicha de aquella que solo en sueños puede tener el placer de creerse la única dueña de tu corazón.