Me pierdo cuando ajustas tu beso,
pensando en un presupuesto, mientras tanto,
despiertas las siguientes corrientes de besos.
Me pierdo cuando se puede,
en esa mirada tuya,
parlante y publicada,
movida por el sol,
anunciada como una nube tibia.
Tan solo pudiera derivar,
mi pensar sin anclas dormidas,
al pedestal de tus labios despiertos,
que en mi tierra el deseo germina.
Me pierdo,
ya que se necesita huir,
vencido en tu origen facial,
como el nacer de rosas aturdidas.
Me pierdo y se me hace elemental,
anotarte para que nunca,
se me haga dificil librarme,
como si quisiera hacerlo.
Humberto Velasquez Jimenez
14/Agosto/2014
10:43 p.m.