A MI AMADA HERMANA, MÓNICA TAPIA ESPINOZA
Y por que no, hoy es un buen día para desnudar el alma, para dejar el paso lento de los cuerpos y conversar sin fin hasta que llegue el alba.
¡Ay Amada mía!
En esta noche acompaño tu vigilia allá en tu puerto, te miro de lejos, poderosa y frágil a la vez, dominando de la nostalgia, ese escalofrío que constante lucha por recorrer tu piel, negándose a temblar ante la ausencia de ese amor poeta que en la distancia, estoy segura, piensa en ti.
¡Ay, hermana mía!
Que decir de ti, si mirandote a lo lejos, eres infinita, eres lluvia fresca con un dejo de agonía, eres palabra escrita e inmensa poesía con fuego entre las manos, que no teme hablar de amores ya pasados, con ese ardor de criatura recién nacida y que canta al llorar en su primer grito de sertirse viva y plasmarlo en un escrito.
Y por que no, hoy es un buen día para desnudar el alma, para dejar el paso lento de los cuerpos y gozar hasta el hartazgo los recuerdos, esos que no sabes y que yo no se de ti.
Amada:
Te veo desde lejos con ese mirar ausente contemplando el horizonte de tu puerto y que me pone tibio el corazón, con ese brillo de tus ojos y las gotas de rocío que acompañan a la guitarra y tu canción, que como fuente persistente de esperanza arroja besos a las sombras de un antiguo amor, a ese sentir profundo, a ese quebrar las rosas, a ese volar de pensamientos e indescriptibles mariposas.
Hermana:
Me hablas, me descubres ya en el silencio y sabes que llegado hasta tu puerto, en este laberinto de sentimientos que como lluvia clara inundan el papel.
Y pienso en ti... con una quietud cercana sabiendote tan verdadera y triunfante desde tu sangre cuando tu canción estalla y que en noche obscura amor derrama, y vuelvo a contemplarte y tu me miras y somos entonces como dos causes, como dos ríos que saben de la dicha de encontrarse.
© Tizzia Holwin
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