Al resbalar el alud de tu sombra
me brotan paisajes de agua
en las cavidades del silencio…
Contemplo
la virginidad salvaje del sueño,
derretida en tus labios…
Fluyendo en tu lengua
cada noche que sucede al despertar de nuestro idilio
y que convida a diario
el cómplice rozar de nuestros cuerpos…
Me viste la sed de tus besos,
que inundan los vaivenes de mi alma,
propiciando un tobogán azulado
por donde caen rendidas las palabras…