Chávez, “El Comandante Eterno”,
Como llaman sus secuaces al tirano muerto,
Vive, sí, en la quinta paila del infierno
Pagando por sus crímenes de lesa humanidad
Acompañando al genocida Adolfo Hitler,
Al sanguinario Augusto Pinochet,
Al sediento de sangre Ernesto “Che” Guevara,
Que despreciaba en La Sierra Maestra
A los mulatos que luchaban
Contra el sargento Fulgencio Batista,
En una causa libertaria que al triunfar
Se transformó en una dictadura primitiva
Que ahogó las libertades
Y empobreció al pueblo cubano.
Chávez, pana burda del Diablo,
Vive, sí, en el lago de fuego,
La alcoba del averno
Reservada a los traidores de la patria,
A quienes como el chafarote de Sabaneta
Se creyó Jesucristo, pero no murió crucificado,
Ni fue humilde, porque la soberbia no cabía en su cuerpo de monstruo,
Ni fue enterrado, al morir de maldad, en tumba ajena.
Ni amó a los niños que prometió dignificar.
Ni amó a los pobres, que envileció.
Ni fue misericordioso como el Redentor,
Sino una bestia humana que celebraba la muerte.
Que se creyó Bolívar
Y el nuevo libertador de Venezuela
Pero envileció nuestro signo monetario,
Entregó la soberanía nacional a Cuba,
Hipotecó el futuro de los venezolanos a los
Rusos, a los chinos, a los iraníes para fortalecer
A los chulos Evo Morales, Rafael Correa,
Daniel Ortega, Raúl Castro y compañía,
A cambio de una solidaridad automática ante sus crímenes.
Sí, Chávez vive en el odio que sembró en el pueblo,
En la pobreza que indujo para someter al pueblo con dádivas,
En el corazón de los malvados,
En los colectivos que asesinan y no sufren el rigor de la justicia.
En el Tribunal Supremo de Justicia para darle visos de legalidad
A los abusos y atropellos del castro-chavismo-madurismo.
En los narco generales.
En la inmundicia,
En las atrocidades gubernamentales.
Sí, Chávez vive para pagar todos sus crímenes.