Te traeré a la senda
que ha quedado tirada
con un ramillete de rocío
iluminado por un lucero.
Y de nuevo floreceran
esos juncos de cariño
los guijarros sonreiran
para no herir tus huellas.
Que iran calzando tus pies
como pétalos arrancados
a ese querer viajado
entre juncos anidados.
La brisa jugará de nuevo
entre tu cabello suelto
haciendo un poema
con tu piel morena.
Tus ojos claros
miraran de nuevo
esa alma tranquila
donde anidaran sin celos.