Recojo los cabellos de mi Noche
en impalpables caracolas
que retornan del fondo de tu mirada…
Me veo reflejada
en la palabra que escribe
el velo invisible de tu silencio…
Conforto esta ambición sublime
de purificar en tu fuego,
labrada fulgencia,
que saborea el fragor de mi alma…
Intensifico en tus rediles;
en el preludio que remilga el deseo
y con el sueño alborotado doy rienda suelta
a todo lo aprehendido de tu lengua inusitada…