¡Ay!, los Campos Elíseos,
llenos de los amados
¡Ay!, de mí, de luz de alba;
que sale entre los montes y collados;
al cantar de un collalba
ahí, por tus costados
de los metamorfóseos
que en tu lágrima gris fueron hallados.
¡Lejano en la mañana!,
ajena que se aleja
y, una noche maligna
sangra mis ojos y quema mi ceja
que tu mirar designa
como roñosa verja
¡del adiós que se emana!
del ayer hablador que se apareja.
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John Morales Arriola.