DESDE EL DESIERTO A MI ALMA
Autor: Eduardo Carreño L
El viento debió traer tu arena sublime,
hasta los pliegues ocultos de mi ancho mar,
esparció tus huellas de princesa inocente
y las depositó armónicamente en mi sentir.
La noche debió enviar este silencio quemante,
que me permite pensar tiernamente en tu existir,
en esos labios delirantes que viajan a los míos
a través de mis sueños pensantes y lúdicos.
Vienes desde el desierto imponente a mi alma,
como la luna que alcanza cúspides para ver
el brillo del mar reflejándose en plena noche,
vienes para quedarte por siempre junto a mí.
Vienes, guiñando y sonriéndole a las estrellas,
acaricias mis manos y llegas con ilusión,
encadenada a las promesas que nos hemos hecho,
vienes con el viento sublime del anochecer…
Aquí estoy cobijándome en ti…