Raúl Daniel

¡Cual Niños!

 

Vuélvanse cual niños nos dijo el Maestro,

¿será que se puede volver a nacer?...

¿gestarse de nuevo en una mujer?

¡No creo que esto sea

lo que quiso decir el Señor!

(Mirando a los niños se entiende mejor).

 

¡Sí!, a esos niños que, llegado el caso,

ante las ofensas se humillan y

humillados soportan el trato,

a veces malvado, ora en silencio,

ora sollozando... y aún lo perdonan,

¡logrando olvidarlo!, preciosa inocencia,

¡reflejo divino de lo inmaculado!.

 

¡Oh!... esos bellos niños

que, muy amorosos, se echan entregados

sobre quien los amen a gozar, mimados

y a brindar ternuras, sentir emociones,

en alegres juegos de sus invenciones;

¡todo un gran tesoro que no valoramos!

 

¡Si te da, te da!, un niño no vende ni alquila,

¡los niños regalan sus vidas!.

 

Dulces, tiernos, inocentes,

puros, alegres, confiados,

humildes, no guardan rencor,

no ofenden a nadie...

así son los niños: ¡Hijos del Amor!.

 

Por eso los quiere Jesús y nos manda copiar,

porque no traicionan, tampoco abandonan

...¡y saben amar!