Soy poeta
y me importa un rábano las cosas materiales
estoy dispuesto a terminar en cenagales
más no renunciaré jamás
a mis nobles ideales
ni por una camioneta
que bien me haría falta
ni por una avioneta
me encantaría volar
ni por una cometa
que envidiable
ni por el planeta
de Marte
que este en particular me gusta nada más
solo para mirarle
ni por un ave palta
aunque me muera de hambre
ni por una carta
de mi madre
aconsejándome
nuevamente que vuelva a mis cabales
soy poeta a rajatablas
a todo evento
contra viento y marea
y el más feliz de los mortales
por ser así
tan parecido al aire
por ser así
tan profundo como Sartre
por se así
tan inquisitivo como Nunca me Descartes
por ser así
el colega que Neruda hubiera querido tener
entretenido
divertido
detestable
por ser así impredecible
inconcebible
intratable
como un caballo sin camino
sin destino e indomable.
Soy poeta.
Esto es incuestionable.
Poeta soy.
Y no soy más.
Y abominable.
Y ave rapaz.
Si me apetece comer carne.