Un perro pateó un obelisco
y el obelisco se cayó,
el obelisco al caer al piso
en el mismo sitio hizo
un hoyo de gran proporción.
En ese hoyo el perro se metió
y una lombriz de tierra
entre sus patas traseras
enseguida se enredó.
Al enredarse sus patas
al perro se le hizo lata
y por eso gruñó
pero la lombriz de tierra
ni siquiera lo escuchó
porque estaba tan distraída
que no sentía ni los pellizcos
por pensar en la caída
y la forma sorpresiva
en que cayó el obelisco.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.