Era de noche y la luna mostró su color,
un blanco nieve, sonrisa a mi alma llegó
tus maravillas no acaban ni aún al dormir
con los luceros tus sueños prosiguen en mí.
Fue amaneciendo y el cielo de azul se pintó,
el sol radiante y alegre otra vez salió
y comprobé nuevamente que siempre allí estás.
Omnipotente Oh Señor, Gran Majestad.
Cómo negar que existas, mis ojos te ven.
En lo creado has estado y allí seguirás.
Es sorprendente cuan bueno has sido y serás.
Extraordinario, Admirable, tu amor me hace bien.
Cómo negarte mi Rey, si mis ojos te ven.
Al despertar, avanzar y la noche caer
he descubierto que en todo tú has sido tan fiel.
Poderoso e Invencible, tu amor me hace bien.