GuillermoO

Tu nombre

Se abre el rostro de la puerta:

un hombre espera al viento.

Sabe, como en secreto,

que en sus manos tiene

una piedra rabiosa y calcinada,

y que sus ojos vaciaron todas las fuentes de la noche.

Siembra su violín 

mientras la intemperie cae

en el olfato de los gatos.

Tiene la sed lloviéndole ceniza.

En el leve mediodía

come polvo de sol,

recorre su cansancio,

y cuando es de noche,

pronuncia ese nombre para siempre.


G.C.

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