DE LOS LAZOS
¡Oh, pesar desfallecido!
cuelga esta risible fe
en los pliegues del norte y su lejanía.
Con una plegaria
que grata vista de amor enternecido,
y con tus azahares ya marchitos
perfuma de nostalgia, este invierno extendido.
Aferra a lo imposible
las fardosas serenatas de la melancolía,
el sacrificio de los versos,
y el instante que es la vida misma.
No permitas
que un adiós enturbie nuestros cielos,
ni que la ley para aquellos que hemos muerto,
sea el silencio y el olvido.
¡Oh, pesar desfallecido!
protege con tu llanto los eternos lazos
que la ley de Dios ha unido.