Nadie me espera, el parque está vacío;
dormido en el vaivén de la arboleda.
El viento es la serpiente que se enreda
en mis pasos; noviembre sólo es frío.
Busco en las huellas un recuerdo mío,
una sonrisa, un rostro, una mirada;
pero mis ojos no descubren nada,
sólo un banco perdido en lo sombrío.
Sitio de mi niñez y adolescencia,
soledad hoy; ayer amor, presencia,
rinconcito del pueblo en que me pierdo,
he temido volver y verte triste;
pero el fuego que ayer me concediste
me hizo romper los muros del recuerdo.