Hay días como hoy…
en los que, en la ausencia,
la soledad se acomoda para saborear
pensamientos… frases repetidas…
palabras tontas… líneas reflexivas…
y horas locas...incontenibles risas,
que fueron tantas,
y a la vez, tan pocas…
y que se quedan almacenadas
como ecos del silencio,
que repite, incesantemente, el infinito.
Tiempo robado a la eternidad,
para adueñarse de un instante
que supo a felicidad.
Y luego, con esa mueca de sonrisa retorcida,
la existencia en algún sitio atrincherada,
nos recuerda, despiadada,
que no se puede capturar el aire,
más que en el soplo de un suspiro
que se exhala con la nostalgia
de los momentos idos.
Y en el firmamento, las estrellas,
se estremecen temblorosas en sus brillos
al no poder justificar...
lo inexplicable.