Muy tarde probé la miel del amor
Que pródiga me diste
Para impregnar mi vida del sabor
De lo alegre, y lo triste
De mi interior sin calma pereciera
En el ruinoso olvido.
De amor ahogado morir quisiera
En tu regazo hundido.
Libre ahora, de la horrible atadura
Que a mi vida llagaba.
Disfruto, sí, la miel de la dulzura
Que de mí se escapaba.