Soy la realidad virtual,
un espacio inexistente;
el rostro del inocente
que no soporta el caudal
del ayer. Soy el final
inesperado, la ausencia
sin límites; inclemencia
permanente del olvido.
Pienso a veces que he nacido
extranjero de inocencia.
Soy la sombra tras el muro,
un salto mortal del sueño,
nombre que no tiene dueño,
peregrino del futuro.
Soy el enigma, el conjuro
de otras voces. Sigo el paso
sin saber en cuál pedazo
del universo me arrojo.
Soy el doliente, el manojo
de nostalgias, latigazo
del recuerdo, terca sombra
tras el muro cual rehén.
No admito credo ni amén;
zozobro cuando me nombra
cada huella. Soy la alfombra
de un ficticio nigromante,
la incertidumbre, un instante
en la antesala del miedo;
soy normal, soy un enredo,
soy un caballero andante.