(ENVEJECIENDO EN PUERTOS EXTRANJEROS)
Siempre de todo lugar recibimos un adiós
Ese mar común
que ahora me coloca entre las tempestades
de ida y vuelta hacia los océanos
es apenas una ola en la memoria
Fuimos el tesoro oculto tras la arena
el faro deseado
el encuentro posible
pero ya no más
y me resigno
Un poco de sitio solamente deja para mí
la roca milenaria de agua
que soporta mis manos
satisfechas de sal y recorridos
cansadas de tener por nocturno el día mismo
Cuando abunda la distancia aparento verla
Los barcos que reflejan mis ojos
hace años torcieron sus brújulas
hacia otros muelles
y yo espero partir alguna vez.