Una tras de otra, se van asomando
los sentimientos más dulce
ocultos en mí,
cambiando mi estado de triste a feliz,
gracias a ella.
Al verla mis latidos cambian de cero a mil,
mis suspiros son constantes al tenerla cerca de mí.
Musa de los poemas más profundos de mi ser,
la responsable que desvele hasta el amanecer.
Toco el cielo,
al imaginarme que me está comiendo a besos,
y de sus labios escucho el susurro de un te quiero.
Un simple gesto,
es suficiente para que tome el control
de cada parte de mi cuerpo
y mi corazón,
que entre sin permiso de la razón.