Suena una cuchara revolviendo la miel,
Azúcar para el alma endulzante para el corazón,
Dependencia abnegada, tristeza de no ser más,
Alas en picada inhibición frustrada.
Cuando el trompetista decide escuchar; no hay música para él
Y en un estruendoso sonido, se olvida del ayer
Que dicha el pesar, que ha pesar de ser un mal
Dejo sin sentido del miedo a dicho artista.
¡Oh glorioso día! Aquel del cual hizo uso de sus dones,
No pensó en el que dirán, borro de sus recuerdos aquel mal,
Y en el cuarto oscuro con pisos resbaladizos,
Prendió una esperanza, alumbro el firmamento
Aquel día nadie lo vio como antes, era un día resplandeciente,
Brillaba con luz propia, ¡hacia suyo el destino!
Caminaba en alto, y todos lo miraban con respeto
Ese fue su momento, el momento de recordar
Pensó que era magia de momento, un día con fugaz suerte
Pero a la vista de aquellos otros, era un día normal
Solo dominado por su mente, controlado por su subconsciente
Esos momentos podrían ser eternos pensó…
Camino despacio disfrutando del respeto,
Camino disfrutando de la soledad acompañada
Y en un parpadear volvió a ser como el de antes,
Metió su cabeza bajo el suelo y el mundo ya no era perfecto.
Y pensar que el era su dueño, y pensar que podría ser brillante
Lo hizo recordar, aquel día de bello semblante,
Echo una lagrima al mas haya, se prometió…
Se prometió, algún día volver.
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Roxy Correa