Esta noche contaré otra historia real que aunque parezca ocurrida, sucede en muchas partes, en muchas familias. Y es que como se entiende, son círculos viciosos difíciles de romper y como se enseña con el ejemplo eso va de generación en generación en familias acostumbradas a ver la violencia intrafamiliar como algo natural.
Sucedió hace muchos años, que una tarde en la barriada donde vivía, se escucharon gritos desgarradores de una mujer que, al parecer estaba siendo maltratada. Toda la vecindad, hombres mujeres y niños salimos a ver qué sucedía. Y, en efecto, era la mujer del vendedor de pescado, que estaba siendo atacada a puñetes y patadas por su marido. Las razones, ninguna, porque no hay razón que justifique que a una mujer se le agreda de ninguna manera.
Los vecinos varones intentaron socorrerla y separaron a la mujer de las garras de su marido. Pero, cosa insólita, ella empezó a insultar a gritos a sus salvadores, tratándoles de “metiches”, y mandándolos a la…, argumentando que “él” era su marido y podía tratarla como a él le pareciera. Todos nos volvimos a nuestras casas unos riéndose de la mujer especialmente los varones, otros horrorizados por la actitud sumisa y masoquista de la mujer.
Parece cosa de chiste pero no es así. Es inverosímil que estas cosas sucedan, pero suceden y en los campos hay el dicho que reza:”aunque pegue, aunque mate, marido es”. O sea le dan al macho licencia para matarlas, se sienten inferiores, se sienten objetos. Es inconcebible porque eso implica una cultura popular sin valores de respeto y consideración. Los hijos criados en ese ambiente, crecen con la idea de que eso es lo más natural.
Pues no lo es, una mujer que se respete no debe permitir ser agredida ni con palabras ni físicamente, porque tenemos igual derecho que los hombres a ser valoradas, a ser respetadas.
Pero lastimosamente es una historia que se repite día a día en todos los países, y será, hasta cuando se cambie con educación la mentalidad de los niños, pero hay que romper el círculo vicioso. Es una tarea difícil, pero no imposible.