Es acaso el desespero
Una daga profunda
En el cuerpo del anhelo
Que lo hiere suave y sin ruido
Es el tiempo rojo... utopía o esperanza.
Es el regalo de la añoranza,
Una falsa fantasía… construida en absurdo
Si es el silencio la muerte
¿Puede decir usted que esta viva?
Soy acaso prisionero
De lo que callan sus silencios
Y me han ocultado sus ojos,
¿Sigo siendo el narrador omnipresente?
¡Vaya! Y me ha dado por escribir al viento
Por burlar la aristocracia
Por servirle al deseo, en la caricia a la luna
Centellar en el miedo, de presencia ninguna
Y no dejo mis viejas ropas
Es preciso vestirlas, en honor a las rosas.
Guardo en esta última exhalación,
Las palabras a la tierra
Mas continua el desespero
De la caída en la desesperanza
Mas no calla el silencio de su voz
Y permanezco prisionero suyo,
Vestido con las viejas ropas
Ante rosa ninguna.