Parece que a tu alrededor,
inmediatamente yo desapareciera;
es como si al contemplarte,
en el acto, mi existencia muriera.
No me das ni un saludo,
o una pequeña atención;
ni siquiera volteas la mirada,
para intercambiar una breve expresión.
Sabes que eres muy linda,
y por eso te aprovechas de la situación;
ya que tienes esa gran habilidad
de causar la más bella impresión.
Aún así, me niegas las palabras,
escondes tu sonrisa, frunces el ceño;
no permites ningún acercamiento,
que al menos -por hoy- rompa el hielo.
Definitivamente no me das nada,
como si no mereciera ni una esperanza;
porque te invade por completo
el hermetismo y la desconfianza.
José Alberto Laiton C.
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