GuillermoO

Dos poemas para un adiós

 

I

 

lagarto

tomo sol por la tarde

tú no me escuchas   ausente tú

yo   solo    miro recuerdos

y me anudo como boa

a mi cuello

asombrándome   pidiéndome socorro

pero en voz baja (para que nadie me escuche)

y con la fiebre fría

de agosto


II

 

haber tocado tu sexo hasta caérseme

las lágrimas

y que en las escalas más altas

fuera algo que ya no amaba


lugares   cualquier camino

muros para que el amor no se vaya


fueron

brisadas estrellas la unión de los cuerpos

de los ojos

de los labios

como espaldas despidiendo instantes


luego la ruptura de una ciudad a olvidarse


y el desierto con su puñal infinito.


G.C.

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