I
lagarto
tomo sol por la tarde
tú no me escuchas ausente tú
yo solo miro recuerdos
y me anudo como boa
a mi cuello
asombrándome pidiéndome socorro
pero en voz baja (para que nadie me escuche)
y con la fiebre fría
de agosto
II
haber tocado tu sexo hasta caérseme
las lágrimas
y que en las escalas más altas
fuera algo que ya no amaba
lugares cualquier camino
muros para que el amor no se vaya
fueron
brisadas estrellas la unión de los cuerpos
de los ojos
de los labios
como espaldas despidiendo instantes
luego la ruptura de una ciudad a olvidarse
y el desierto con su puñal infinito.
G.C.
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