Tortuoso embeleso
de una sombra bicéfala
atrapada en brazos agridulces
de la carne y la luna.
Dedos que atrapan alaridos
mutilados, deseos cáusticos
de un garabato con sombra cálida,
viva, agónica.
Incisivas fauces que
destilan aroma pútrido
de abrazos y viento sonrojado.
Susurro de pétalos entre
un genocidio de zarpasos
y lágrimas.
Reflejo roto en el espejo
perenne de caminantes nocturnos
con máscara diurna.
Octavio Aldebarán Márquez.