En tus brazos me vuelvo de agua;
me deshago y resbalo
el torrente claro de tu lengua
-Cristal de estrella-
y fluyo en tu hálito envolvente…
Con cautela me adentras,
penetras el terreno de mi alma…
Infundes insistente
ese Azul con el que me entrelazas
la esencia…
Te cuelas apabullante
en el suelo de mi existencia,
me asedias el costado…
Te alcanzo vibrante,
mientras absorto contemplas
la cuenca de mis manos
por donde se mueve el trazado
de mi delirante entrega…