Pasar por las palabras
tocando apenas
sutilmente las cosas,
las escenas, las mudas
marionetas de colores,
-que sueñan que hablan-
Los conceptos,
insinuando sin entrar
en los detalles,
provocando que el
lector las complemente,
les ponga nombres,
las desentrañe.
Que penetre en su
profundidad insólita,
descubriendo su intimidad.
Pasar por las palabras
suavemente, poniendo
a flote aquello que en la
profundidad se encuentra.
Sin declararlo abiertamente.
Porque tu pensamiento
no es mi pensar.
Lo sugerente
hace al lector imaginar,
y abre su mente en la
dialéctica insolente que
nada acepta sin la
conjetura proverbial.
jueves, 21 de agosto de 2014
07:33 p.m.