Todavía
Yo no quiero compañía, yo no quiero
multitudes apiladas a mi puerta,
yo no quiero sino una calle desierta
en que juntes tu mirada con la mía,
yo no quiero que me beses, yo no espero
otra cosa que la flor de la alegría,
esa nace sin pedirlo, esa es poesía
cuando apenas tomas tú mi mano abierta,
yo no quiero, ya empuñada y ya despierta,
la mañana que al deber de errar me envía,
ni el trabajo que no tiene más porfía
que timbrar, timbrar, timbrar su desparpajo,
yo no quiero sino un vuelo por debajo
de tus ojos, de tu piel, de tu ambrosía,
por debajo de tu sábana más fría
ya buscando del calor el mutuo atajo,
yo no quiero beber más, sino en el tajo
de un gran amor, de un rojo amor, como un tranvía
que corre loco ya, corre sin vía
y sabe que al llegar bajas y bajo,
yo no quiero pues dormir ni más relajo,
sólo vivir, darme a vivir como lo hacía
cuando sin nada que querer yo te quería,
cuando sin nada que pedir te vi en mi atajo,
vayamos pues, así, sin utopía,
secándonos la piel que aquí nos trajo,
limpiándonos de heridas el fracaso,
bebiendo sin más vaso que este día,
la sangre rodará loca y vacía,
los gestos quedarán en el regazo
de un tiempo que no tuvo ni parnaso
ni edén nos traerá con su jauría,
vayámonos sin flor, sin espinazo,
volemos nada más sin utopía,
no quiero el porvenir sino en tu abrazo,
¿me quieres?, no respondas todavía.
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24 08 14