El fugaz y leve pasado,
que en el hoy ya no ha sino sido,
queda perdido en el atrás
y oscurecido hasta el olvido:
lejos, fuera de la memoria.
Sin embargo el pasado avanza
implícita e indistintamente.
Gobierna nuestra voluntad
(quizás inevitablemente);
falacia de la libertad.
Delirio de la conciencia es
la multiplicidad del tiempo...
y la intrincada naturaleza
—tan pasajera como el viento—
de nuestra condición humana.